El colegiado norteño de Tercera División llegó al mundo arbitral cuando su carnet de identidad indicaba que ya había vivido 26 años. Antes había jugado al fútbol en diferentes equipos y categorías.

Pese a empezar tarde, y con el handicap de la edad a la hora de aspirar a alcanzar mayores metas deportivas (Segunda División B o A), Ariel, que reside en Santa María de Guía, ha logrado alcanzar la Tercera División, categoría en la que ya lleva un total de cinco temporadas.

"Hay que tener en cuenta que cuando empecé tenía muy claro que por mi edad sólo podía alcanzar esta categoría y he logrado el objetivo", señala. Alega que también se planteó la posibilidad de ser asistente, con la mirada puesta en lograr militar en categorías nacionales, "pero en el momento de mi ingreso cambió la normativa y entonces opté por ser árbitro".

Medina Rosales dice que ha pasado por malos momentos en el arbitraje, especialmente cuando los jugadores y los aficionados "te faltan al respeto a tí y a tu familia. Afortundamente, no he sido víctima de agresiones".

"De lo que más me arrepiento es el de no haber llegado antes al mundo del arbitraje, aunque he vivido el fútbol desde la vertiente de jugador", informa el colegiado antes de agregar que su experiencia como futbolista le ha ayudado mucho a la hora de dirigir los partidos, “porque sabes los trucos que utilizan los jugadores en determinadas acciones de juego”.

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